El barrio andalusí es un magnífico ejemplo urbanístico del hábitat y la organización territorial durante la época nazarí. El pueblo andalusí se situaba en la cima de una pequeña colina, entre los dos ríos que recorren el pueblo.
El actual trazado urbanístico del barrio nazarí, con sus morfología irregular, discontinuo y adaptado a las terrazas del terreno, es heredero directo del núcleo musulmán. Se mantiene gran parte de la trama urbana en la que destacan callejones sin salida (adarves), patios comunitarios o corralones, tinaos o pasos sobrevolados (cobertizos). Se mantiene un estilo constructivo y paisaje urbano muy tradicional y poco alterado. La edificación mantiene ciertas características formales que entroncan con el origen medieval de la población: viviendas con escasos vanos, de dos plantas con solana y almacenaje en el piso superior. Se conserva los restos de un torreón medieval que formaba parte de la muralla de Algarinejo en época de dominación musulmana. Además, en todo el Barrio (Calle Cantera, Callejón de la Cueva, Calle Matutes, Corralón de las Angustias, Corralón de la Espigurra, Corralón de Matute) las casas tienen cuevas en la planta inferior o en la bodega, que fueron el origen medieval de Algarinejo (Al-garín significa Las Cuevas en árabe).